En principio, el elemento que atrajo la atención fue un cráneo que afloraba en uno de los perfiles del agujero, vinculado con un enterramiento primario individual en fosa.
En este enclave confluyen elementos propios de la práctica funeraria de los aborígenes, donde además de la sepultura primaria en fosa correspondiente a un sujeto adolescente que dio lugar al hallazgo, se registra, a partir de los numerosos restos óseos descontextualizados del agujero, una importante densidad de enterramientos en la zona con al menos un número mínimo de cinco individuos, entre los que se incluyen dos sujetos infantiles y tres adultos.
No obstante, dados los repertorios materiales junto con los destacados testimonios de combustión, pudiera considerarse la posibilidad de otros usos, además del estrictamente funerario. En términos generales los materiales se encuadran en los típicos repertorios prehispánicos de carácter doméstico, si bien lo exiguo de la intervención no permite hacer valoraciones definitivas. Hasta ahora, se ha recuperado un interesante conjunto en el que abundan las piezas líticas, los fragmentos cerámicos y los restos de fauna doméstica, a lo que se añaden otros elementos anecdóticos como los testimonios de fauna marina y un fragmento de ídolo.
Con la continuación de los trabajos se podrá conocer mejor cómo funciona este enclave, cuáles son sus componentes esenciales y cuál es su significado histórico.
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